Jean Nouvel.- La arquitectura es una cosa bastante fácil y puedo explicarlo. Una de las cosas esenciales para mi es considerar que hubo un cambio completo de sentido de la arquitectura durante este siglo, en la medida en que la arquitectura tenía por objetivo inicial construir el mundo artificial en el cual se vivía. Todo se hacía de manera bastante simple: había un saber autónomo, claro, había recetas. El Vitruivio es un libro de recetas donde se dice exactamente cómo debes construir un edificio, el número de columnas, las proporciones, y el academicismo consiste en mejorar un poco el empleo de los ingredientes. Se decía también cómo hacer las ciudades, nos servíamos de diferentes tipologías, se brindaban las recetas del arte urbano. Y luego, de golpe, la gente dejó las tierras, se desaprovecharon –conoces bien eso-, todo el mundo llegó a las ciudades, las ciudades explotaron, se trató de mantener cierto número de reglas, fundadas en general sobre la planificación. Éstas explotaron a su turno, unas después de otras. Vivimos una espacie de big-bang urbano, y nos encontramos con la incapacidad de utilizar las recetas previas. Lo que es del orden de las recetas previas, dicho de otro modo, de la arquitectura, se vuelve absolutamente estúpido. Desde el momento en que integras un modelo estructural en ese sistema se vuelve absurdo. Entonces, en ese sentido estoy en contra de todo lo que es del orden de la arquitectura. Eso quiere decir que a partir de ese momento uno entre en otra estrategia, en la que está obligado a ser un poco más inteligente, si esto es posible, obligado a hacer un diagnostico cada vez, obligado a considerar que la arquitectura ya no es más la invención del mundo, sino que existe simplemente en relación con un lecho geológico aplicado sobre el planeta a todas las ciudades… La arquitectura no puede tener otro objetivo que el de transformar, el de modificar toda esta materia que ha sido acumulada. Para algunos esto es intolerable; imaginan que es una dimisión.
A partir del momento que uno sostiene este discurso, estaría en contra de cierta cultura ancestral, lo harían a un lado; en otras palabras, uno no podría tener una actitud positiva en este marco de reflexión. Otros van más lejos: piensan que se está enfrente de una ciudad genérica, que eso pasa así y no hay nada que hacer. Sospecho que estas bastante de acuerdo con este tipo de aproximación, cosa que puedo entender. Pero todavía guardo un resto de optimismo…Creo que es a través de pequeños toques, se puede tener la ética para volver la situación más positiva después de cada intervención. Se pueden tratar de buscar cada vez una especie de placer del lugar, tomando en cuenta cosas que no fueron consideradas con anterioridad, que a menudo son cosas del orden del azar, e inventar estrategias de valorización, una poética de las situaciones, evaluar elementos completamente aleatorios y decretar que es una geografía: “ Es bello, y yo se lo voy a develar…” Es una estética de la revelación, una forma de tomar una parte del mundo y decir: “Me lo apropio y lo brindo para ser visto de otra forma”. La arquitectura en este siglo se encuentra confrontada con dimensiones que le son inconmensurables, metafísicas. A priori no puede nada contra eso, se hallan en la misma situación que la filosofía o las ciencias, se encuentran en la edad adulta. Hay que inventar otras estrategias.
En ese momento, en efecto, es preciso tomar en cuenta las dimensiones fatales del lugar, el desvio de eso que vas a hacer, evaluar una cierta cantidad de posibilidades, en términos de escenarios , y decirse que eso que se va a hacer es una promesa a futuro que no se conoce… Es lo contrario de la arquitectura tal como se la enseña en nueve de cada diez escuelas. Esto puede ser una actitud contraria a la arquitectura, pero es falso… como cuando tu enuncias esa frase a priori un poco dura: “Estoy a favor de todo lo que está en contra de la cultura”.
*Fragmento de Los objetos singulares, conversación entre Jean Nouvel y Jean Baudrillard.
A partir del momento que uno sostiene este discurso, estaría en contra de cierta cultura ancestral, lo harían a un lado; en otras palabras, uno no podría tener una actitud positiva en este marco de reflexión. Otros van más lejos: piensan que se está enfrente de una ciudad genérica, que eso pasa así y no hay nada que hacer. Sospecho que estas bastante de acuerdo con este tipo de aproximación, cosa que puedo entender. Pero todavía guardo un resto de optimismo…Creo que es a través de pequeños toques, se puede tener la ética para volver la situación más positiva después de cada intervención. Se pueden tratar de buscar cada vez una especie de placer del lugar, tomando en cuenta cosas que no fueron consideradas con anterioridad, que a menudo son cosas del orden del azar, e inventar estrategias de valorización, una poética de las situaciones, evaluar elementos completamente aleatorios y decretar que es una geografía: “ Es bello, y yo se lo voy a develar…” Es una estética de la revelación, una forma de tomar una parte del mundo y decir: “Me lo apropio y lo brindo para ser visto de otra forma”. La arquitectura en este siglo se encuentra confrontada con dimensiones que le son inconmensurables, metafísicas. A priori no puede nada contra eso, se hallan en la misma situación que la filosofía o las ciencias, se encuentran en la edad adulta. Hay que inventar otras estrategias.
En ese momento, en efecto, es preciso tomar en cuenta las dimensiones fatales del lugar, el desvio de eso que vas a hacer, evaluar una cierta cantidad de posibilidades, en términos de escenarios , y decirse que eso que se va a hacer es una promesa a futuro que no se conoce… Es lo contrario de la arquitectura tal como se la enseña en nueve de cada diez escuelas. Esto puede ser una actitud contraria a la arquitectura, pero es falso… como cuando tu enuncias esa frase a priori un poco dura: “Estoy a favor de todo lo que está en contra de la cultura”.
*Fragmento de Los objetos singulares, conversación entre Jean Nouvel y Jean Baudrillard.
... y luego? valdria la pena, echar una mirada a virilio, bauman, etc.... pasando del estructuralismo netamente humanista, hasta las relaciones de poder y la consiguiente modificacion de la logica y los espacios, decantada en el pensamiento posmoderno por gente como nietzche, foucault o delleuze.... y entender mas aun la posibilidad de zanjar, las brechas intelectuales que a nosotros como arquitectos, el sistema nos hereda a traves de las instituciones, por medio de sus normas y sus leyes que nos hacen diseñar y pensar en funcion del panoptico ejercido por el poder del estado... caray. se me olvidaba que nos gusta caminar vendados y que no nos gusta cuestionar!!!
ResponderEliminar